Toda la región del noroeste argentino se caracteriza por ser dueña de una de las culturas religiosas más intensas de todo el país. Las celebraciones paganas se combinan pacíficamente con las creencias y ceremonias religiosas. Iglesias y capillas son invadidas por lugareños y turistas motivados por una profunda devoción por la Virgen y por los santos patronos de la región.
En la antigua Tilcara, se esconde un pequeño rincón con mucha historia y cargado de una fuerte impronta mística. La profunda devoción por los santos y la intensa actividad religiosa de la comunidad se ve reflejada en sus templos: la Iglesia Nuestra Señora del Rosario y la pequeña pero no menos importante, Capilla de San Bartolomé.
La Capilla de San Bartolomé es una pequeña edificación, de no más de 70 centímetros, con forma de prisma rectangular. Su profundidad es de 21.5 centímetros. En su interior, antiguamente utilizado como nicho, se levantan medias columnas laterales asentadas sobre la pared. Una marcada arcatura se levanta en el frente de la capilla, sobre una columna parteluz. Esta última está decorada por puntillas y guirnaldas en forma de espiral. Las puertas de la pequeña edificación están pintadas con imágenes religiosas (se esbozan las imágenes de la Virgen del Rosario y de Santa Barbara).
El templo posee vanos, espacios similares a ventanas, a ambos lados. En cada uno de ellos se ubica la imagen de un santo, rodeadas de sus elementos iconográficos; a la derecha San Marcos y a la izquierda San Bartolomé. Este último es el santo patrono de la localidad vecina de Huichairas, que lo adora y rinde culto durante su conmemoración todos los 24 de septiembre. Los devotos de este santo que residen en Tilcara y no pueden viajan a Huichairas en dicha fecha para su celebración, suelen concurrir a la puerta de esta capilla a rezar y dejar una ofrenda para San Bartolomé.
Se trata de una pequeña edificación de gran valor histórico y cultural que da cuenta de la profunda fe y devoción que el pueblo de Tilcara, y sus antiguos pobladores, tienen de los santos. La riqueza de este diminuto templo radica en la particular construcción y estilo arquitectónico, así como también en las manifestaciones religiosas de adoración hacia la imagen de San Bartolomé y de la Virgen (muy presente en la mayoría de las celebraciones norteñas).
Al margen de la devoción, que lleva a muchos fieles a visitar la capilla, es también un punto de atracción turística por su tamaño. La pequeñez de esta capilla resulta curiosa para los viajeros y muchos turistas que se ven intrigados por esa diminuta “gruta” de adoración y suelen detenerse a admirarla y fotografiarla.
Una visita diferente, cargada de gran emotividad y devoción cristiana. Una excursión distinta, alejada de los riesgosos paseos y aventuras y de la agitada vida nocturna característica de algunos pueblos de la Quebrada. Para los creyentes, los místicos, los sensibles, así como también para los curiosos, la visita a la pequeña capilla de San Bartolomé, no tiene desperdicio.





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Etiquetas: capilla, San Bartolomé, turismo en Tilcara
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